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El pasado 28 de marzo, nuestro socio-director general, José Ignacio Perez de Albeniz Andueza, analizó para DN Management – Diario de Navarra el clima fiscal en Navarra. Les dejamos a continuación el artículo al completo así como el enlace a la noticia.

 

Dicen los geógrafos que las personas somos, en gran parte, geografía. El entorno nos moldea, nos influye, y en parte nos determina. También los humanos, especialmente en los últimos siglos, incidimos en el clima. Desgraciadamente, con muy poco acierto, y conscientes de ello, estamos ahora intentando frenar su deterioro y mejorar el ecosistema.
Con las empresas, que son organizaciones de personas, pasa algo parecido. El clima (en este caso el político, el económico, el fiscal) influye en su nacimiento, su desarrollo, su proliferación. Si el clima se deteriora, la actividad se perjudica. Si se favorece, y se mantiene estable, el desarrollo sostenido y sostenible se hace posible.
 
Si hablamos del clima de nuestro ecosistema fiscal, es justo reconocer que en Navarra hay buenas temperaturas en algunas partes, e inclemencias en otras. También podemos decir que, en su conjunto, no es más favorable que en otros territorios cercanos. Pero seguimos teniendo competencia y capacidad para mejorarlo. Todavía, y no sin problemas y retos, tenemos una sociedad avanzada, servicios públicos, infraestructuras, personas bien formadas, seguridad, ocio, naturaleza. Y para mantener este estatus y seguir desarrollándonos tenemos, entre otras y especialmente en Navarra, una utilísima herramienta, la competencia fiscal, que puede contribuir decisivamente a mejorar este clima, impulsando la creación de valor, la generación de actividad, de empleo, y como consecuencia de ello, también la recaudación de impuestos.
 

¿Cómo, en mi opinión, podemos mejorar el clima fiscal en Navarra?

 
Simplemente dejaré algunos apuntes concretos. En el impuesto sobre sociedades, en lo que se refiere a tipos impositivos, y aunque este año se haya mejorado algo, tenemos un escaparate poco atractivo para las empresas grandes y medianas, con el tipo nominal y los tipos mínimos más altos del entorno. Cierto es también que tenemos incentivos fiscales a la inversión, a la I+D, a las energías renovables, francamente interesantes. Por tanto, si queremos crear un entorno atrayente y estable, el futuro no puede estar en el cuestionamiento de todos aquellos estímulos que ayuden a la inversión y al empleo. Más bien nuestra política fiscal debería discurrir por el mantenimiento de los beneficios fiscales, y la profundización en algunos de ellos. Se puede recuperar el incentivo al empleo, continuar el impulso de las renovables (este año acertadamente con reciclaje e hidrógeno verde). Podemos potenciar el nacimiento y desarrollo de nuevos proyectos tecnológicos mediante incentivos a las empresas que contraten a esas incipientes start-up para proyectos de I+D, y darles el impulso eficaz que necesitan en sus inicios. Tenemos que favorecer el fortalecimiento de las empresas reduciendo más el tipo que grava los beneficios destinados a la inversión y a la capitalización. Y también deberíamos rebajar nuestro tipo nominal en la línea de nuestro entorno y adecuar nuestros tipos mínimos a los que se manejan en la UE.
 
Ayudemos a las pymes, y especialmente a las empresas familiares. Ellas son parte esencial de nuestro tejido, muestran fidelidad y arraigo. Y hagamos esfuerzos, y en ello algo se ha avanzado este año, pero queda todavía mucho recorrido, para que las empresas y empresarios que han conseguido capitalizar su proyecto y que con ello ganan fortaleza y solvencia frente a circunstancias adversas (recordemos la pandemia), resistiendo mejor y manteniendo el empleo, no se vean luego penalizadas por impuestos como el de patrimonio o el de sucesiones, que gozan de climas mucho más benévolos en entornos cercanos. Es muy difícil ser empresario hoy en día, y no digamos ser pequeño empresario. Hay muchas inclemencias, demasiadas incertidumbres, mucho cansancio. Quitemos de su camino todo lo innecesario, todo lo que no aporta, todo lo que dificulta su desarrollo y continuidad.
 
Y, a pesar de las numerosas dificultades, todavía hay personas que se lanzan a la aventura, emprendedores. Una especie cada vez menos habitual, pero de una inmensa importancia, pues gracias a ellos se genera valor para todos. Por ello, hay que protegerlos especialmente, cuidarlos, ayudarlos, atraerlos, fidelizarlos. Este año se han establecido algunas medidas fiscales para ello. Necesitamos mucho más. Para la sociedad, apoyar a estos emprendedores es invertir, y con un coste muy limitado, en la creación de actividad, de nuevos modelos de negocio, de nuevas empresas. El retorno es mucho mayor. Y además del apoyo fiscal, ayuda mucho en la atracción facilitar los trámites, la llegada, el asentamiento de esas personas que nos aportan conocimiento, experiencia, talento. Y, sobre todo, nos traen algo que cada vez escasea más: ganas e ilusión de crear algo, de iniciar un proyecto, de generar valor.
 
Y englobando todo ello, deberíamos crear un ecosistema que sea percibido, desde dentro y desde fuera, como amigable, estable, seguro, sin vaivenes. Presidido por un mensaje básico al mundo empresarial: merece la pena estar en Navarra y merece la pena venir a Navarra porque el clima, las condiciones, son favorables a la llegada y mantenimiento de empresas y de emprendedores. Porque ello nos trae actividad, inversión, empleo. Porque esa creación de valor redunda en todos y nos hace crecer sosteniblemente. Porque ello garantiza en última instancia nuestra sociedad de servicios públicos. Y para ello contamos con la ventaja competitiva fiscal, con competencia normativa y administración propia, que debemos usar con inteligencia y con responsabilidad.
 
Son apuntes breves, el asunto da para mucho más detalle. Podemos mejorar el clima fiscal, y con ello generaremos más empresas y más actividad. Las empresas no solo son los empresarios, también son los trabajadores. Y también los proveedores, los clientes, los propietarios. Y por supuesto, la sociedad vía impuestos. Las empresas generan valor, que reparten entre todos ellos. Esta es la fuente. Por ello es tan sumamente importante tener un clima estable favorable a su creación y mantenimiento.
 
 
 
 
 
 
 
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